El proceso de intervención y restauración del Hércules C130 B TC-60 por parte del GTRA (Grupo Técnico de Restauraciones Aeronáuticas)
El interés por el Hércules C-130B TC-60 B, afectuosamente llamado “nuestra querida chancha” o “el legendario” comenzó años atrás, cuando se lo podía observar abandonado en el playón del museo. Un primer informe técnico, fechado en abril del 2016, detallaba su estado general como bueno, aunque con notorias piezas faltantes. Entre ellas se destacaban las hélices y conos de los motores 1 y 2, que conservaban sus protectores de lona, lo que hacía suponer que los motores estaban aún montados. El motor 3, el más deteriorado, presentaba la falta de tapas de inspección y otros componentes, mientras que el motor 4 mostraba un estado más completo. También se registraron faltantes de los faroles de ambos trenes de aterrizaje. Desde entonces, creció la inquietud por preservar esta emblemática aeronave. Finalmente, luego de varias solicitudes para intervenirlo, en agosto de 2022, dos de los actuales integrantes del equipo obtuvieron la autorización para abrir la puerta de tripulación e iniciar un relevamiento más profundo. Hoy, el grupo de trabajo está conformado por cinco miembros y varios colaboradores, todos comprometidos con recuperar y poner en valor una pieza clave de la historia aeronáutica argentina.
El Grupo GTRA C-130B lo conforman : Mariano Campelo ; Marcelo Castañeda ; José Salinas Juan I. Perón. y Karina A. Cabrignac
Un poco de su historia
El Hércules C-130B matrícula 61-0969 fue fabricado en Estados Unidos y entregado a la Fuerza Aérea de ese país (USAF) el 16 de julio de 1962, inicialmente asignado al Comando Aéreo Táctico (TAC). A lo largo de su carrera operativa, prestó servicio en varios escuadrones de transporte aéreo táctico, incluyendo el 943º Tactical Air Group, el 756º TAS (donde llevó el distintivo “QA”), el 711º TAS, el 706º TAS (con el código “NO”), el 68º TAS y el 303º TAS de la Reserva de la USAF, último escuadrón que lo operó. Finalmente, fue dado de baja y transferido al centro de almacenamiento y regeneración de aeronaves AMARC (ubicado en Davis-Monthan, Arizona) el 30 de junio de 1993, bajo el código CF0129. Finalmente llegó a nuestro país, recibido por el Escuadrón I en la I Brigada Aérea en El Palomar el 2 de febrero de 1994, donde cumplió con las tareas usuales a las que se le asignan: Transporte de carga y de personal, navegaciones tácticas, búsqueda y salvamento y lanzamiento de tropas. El TC-60 realizó su último vuelo el 14 de septiembre de 2011 con un TG 20277:10 hs y con un total de aterrizajes de 15983. El jueves 15 de septiembre del mismo año en un vuelo desde la I Brigada Aérea hizo su incorporación al Museo Nacional de Aeronáutica, aterrizando en la pista de la BAM Morón. La tripulación que trajo al TC-60 a su morada final estuvo a cargo del Mayor Daniel Máspero, estuvo integrada por los 1° tenientes Ezequiel Torrero y Pablo Núñez, los suboficiales auxiliares Esteban Luna y Jorge Jiménez y el cabo principal Diego Bogué.
Foto 1 : El TC-60 decada del 60 aun operando con el esquema metal natural para la 313 Troop Carrier Wing
Foto 2 El TC-60 Desplegado en Vietnam
Foto 3 El TC-60 operando en Inglaterra durante Air Tattoo 1991 como parte del 303º TAS de la Reserva de la USAF
Foto 4 y 5 Fotografiado en la III BA en octubre de 1996 , durante un Puertas Abiertas en dicha unidad aún con el camo Europa 1 , se pueden ver las isignias americanas tapadas
Foto 6: Duarnte una ICM en LMAASA en Agosto de 2004
Foto 7: El TC-60 fotografiado en la VBA Marzo2006
Foto 8 El día de su arribo al Museo con la tripulación que lo trajo en vuelo desde la VI Brigada Aérea
Primeros trabajos de intervención
Tras abrir el avión por primera vez el 10 de septiembre del 2022, los primeros trabajos se centraron en la limpieza total de la bodega de carga, que durante años había sido utilizada como depósito improvisado de diversos elementos, tanto propios del avión como ajenos. Una vez despejado el espacio, se realizó un relevamiento detallado del instrumental faltante en la cabina. Para facilitar las tareas técnicas, el equipo acondicionó un pañol móvil y Puso en valor un carrito con ruedas, fundamental para trabajar con mayor eficiencia, dado que el avión se encontraba estacionado en plataforma, a una considerable distancia del Hangar 4, donde funciona el taller principal.
En diciembre de 2022 me sumé al equipo de trabajo, y ya durante el primer trimestre de 2023 se realizaron tareas fundamentales para avanzar en la recuperación del TC-60 B. Se limpiaron cuidadosamente las hélices de los cuatro motores y el entelado de los zócalos de la bodega. También se construyó y pintó una escalera de madera que sirve como sostén y apoyo para la puerta de tripulación, dado que su mecanismo original está dañado y para un mejor y más cómodo acceso al avión. Uno de los avances más significativos fue la limpieza, acondicionamiento y reinstalación de los aislantes del techo y los laterales en la zona de la bodega próxima al portón trasero como así también los de la cabina. A esto se sumó una minuciosa limpieza del piso de la cabina, las literas, el galley y los aislantes superiores.
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El trabajo del 2023
Durante los meses de marzo a julio de 2023 se registraron avances significativos en el TC-60 B, con especial dedicación a tareas de limpieza y acondicionamiento interno. El encargado del equipo de trabajo diseñó y confeccionó artesanalmente los asientos del piloto, copiloto, mecánico y navegador, así como también los colchones de las literas. Además, se procedió al armado de las camillas, permitiendo así representar la configuración Medevac con la que el avión operaba en situaciones críticas. En marzo y abril se realizó una detallada limpieza del piso de la bodega, que incluyó el tratamiento individual de cada gancho de amarre, o cáncamo, muchos de ellos afectados por suciedad acumulada y corrosión superficial. Luego se continuó con el acondicionamiento de los aislantes y lonas que recubren los zócalos, así como con la limpieza de los aislantes del techo en la sección de bodega más cercanos a la cabina. En mayo se concretó un paso clave: con la colaboración del Grupo Técnico I de la I Brigada Aérea y una empresa que colaboró con una grúa, se reinstalaron las superficies móviles faltantes en la cola del avión, lo que permitió recuperar parte de su estructura externa y avanzar en su puesta en valor.
Luego de haber conocido personalmente el MuNaM y de haber acordado con su director una colaboración con el fin de seguir completando la cabina de vuelo, en agosto de 2023 comenzaron los aportes de esta institución ubicada en Oliva, Córdoba. El Museo Nacional de Malvinas donó importantes piezas del instrumental de cabina, que fueron fundamentales para avanzar en la reconstrucción, que había sido casi completamente canibalizado a lo largo de los años. Esta colaboración representó un gran paso en el proceso de restauración, que continúa hasta el día de hoy con el objetivo de devolverle al avión su configuración original.
Entre los meses de octubre y diciembre de, el equipo enfrentó nuevos desafíos y logró avances notables. Con la llegada de las lluvias de primavera, se detectaron filtraciones de agua a través de las salidas de emergencia, cuyos burletes estaban muy deteriorados. Luego de varias pruebas, se logró impermeabilizar correctamente estas zonas para proteger el interior del avión. Durante este período también se incorporaron dos nuevos integrantes al grupo, cuyos conocimientos técnicos y de electricidad resultaron fundamentales para restaurar parte de la instalación eléctrica original del TC-60 B. Gracias a la reparación de un transformador propio del avión y a un trabajo minucioso, se logró reactivar el sistema de iluminación, tanto externa como interna, abarcando la bodega y la cabina, con fines exclusivamente expositivos. Se completaron más detalles en la cabina como los protectores de goma de los mandos y antideslizantes de las pedaleras. Todos estos logros fueron grades pasos para la recuperación del TC-60 B.
El trabajo del 2024
Durante los meses de enero y febrero de 2024 se continuaron los trabajos de limpieza profunda, esta vez enfocados en la zona de la rampa, incluyendo paredes y techo del avión. Uno de los avances técnicos más importantes fue la puesta en funcionamiento del actuador y su correspondiente deflector izquierdo, un componente fundamental para el lanzamiento de paracaidistas en sus tiempos de servicio. Además, se desmontaron y repararon las punteras de ala, donde se comprobó que las lámparas aún funcionaban. Luego de pulir los vidrios protectores, estas luces fueron reinstaladas y se integraron al sistema de iluminación externa junto con las beacon superiores e inferiores, logrando un verdadero espectáculo visual. Gracias al aporte de ideas de los integrantes del equipo, se confeccionaron parasoles a medida, para cada una de sus ventanas, para protegerlo del calor y la luz solar.-
A lo largo del año, siguieron los trabajos gracias a la colaboración de diversas instituciones. El Grupo Técnico I de la I Brigada Aérea llevó a cabo la restauración de un panel eléctrico superior original, el cual fue posteriormente donado e instalado en la cabina del TC-60. Este componente permitió restituir una funcionalidad importante: operar el sistema de luces internas y externas desde el puesto de mando, tal como lo hacían las tripulaciones en servicio. Por su parte, los veteranos de la Guerra de Malvinas del Cenotafio de Pilar donaron una escalera de tripulación original, que fue cuidadosamente restaurada y pintada por el equipo para cumplir su función tanto práctica como simbólica, en el acceso a la aeronave. El Museo Nacional de Malvinas (MuNaM) volvió a colaborar con donaciones claves, destacándose entre ellas una brújula original, que permitió completar el panel del piloto, una pieza largamente buscada para devolverle la originalidad al puesto del piloto. Además, desde el Área Material Quilmes se recibió el PPI (Pantalla Radar), un elemento central del sistema de navegación, que fue recuperado y reacondicionado para su reintegración en la cabina. En paralelo a estas tareas, el equipo continuó asegurando componentes estructurales: en diciembre, se realizó el anclaje de varias superficies móviles que se habían soltado por efecto de los intensos vientos registrados, evitando así daños mayores. Todo este trabajo se vio enriquecido por las visitas de veteranos de guerra, universidades, escuelas técnicas y organismos civiles y militares, quienes se acercaron a conocer el proyecto.
El tan ansiado momento: La entada al H2
Este año 2025 nos encuentra con un acontecimiento histórico para el proyecto de preservación del TC-60 B: el traslado del avión al interior del Hangar 2 del Museo Nacional de Aeronáutica. Esta importante maniobra, concretada el 26 de junio, fue posible gracias a la gestión conjunta de los integrantes del equipo de restauración, las autoridades del museo, el Grupo Técnico I de la I Brigada Aérea y el personal de la División Restauraciones del MNA. Previamente al guardado, se realizaron tareas de limpieza en su plano izquierdo y se desmontaron los carenados de los cuatro motores, los cuales fueron luego decapados y pintados con la colaboración de la División Restauraciones del museo, un miembro del GTRA, y gracias a la donación de la Asociación de Tripulantes de Transporte Aéreo (ATTA). Este logro marca un antes y un después en el proceso de puesta en valor de nuestra querida chancha, permitiendo continuar su restauración bajo resguardo y en mejores condiciones de trabajo.
De cara al futuro, esperamos continuar con la puesta en valor, preparando diferentes configuraciones que permitan al público visitante del museo, y a todos los interesados en nuestra historia aeronáutica, apreciar cada detalle del avión y de su restauración. Esto no solo busca resaltar la versatilidad de un avión que presta servicios en nuestro país desde 1968, sino también rendir homenaje al Escuadrón Hércules por su destacada participación en la Guerra de Malvinas. Aunque el TC-60, por ser un modelo B, no participó directamente del conflicto, su presencia hoy restaurada simboliza a toda una generación de aviones y tripulaciones que marcaron un hito en la historia de nuestra aviación.
Primera foto antes del incio de la restauración y segunda foto poco antes de la finalización de la misima